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Lectura de Hoy

17-10-2023

Devocional

Devocional: Daniel 2

El sueño de Nabucodonosor (Daniel 2) podría ocupar provechosamente muchas de nuestras páginas. No sólo proporciona un profundo conocimiento sobre Daniel y su época, sino también de la nuestra.

(1) El pagano imperio babilonio contaba con su equipo de astrólogos y otros adivinadores. Como la gente concienzuda de todas las generaciones, Nabucodonosor tenía sus sospechas con respecto a su competencia y los puso a prueba de una forma dura. Los relatos anecdóticos de percepciones “mágicas” no resistirían este nivel de análisis.

(2) El valiente planteamiento que Daniel hizo al rey no reclama nada para sí y atribuye todo a Dios que conoce nuestros pensamientos y nuestros sueños. Se requería valor. Este es el paso siguiente en el desarrollo de su carácter. El valiente e inamovible anciano en el que Daniel se convirtió (Daniel 6) se formó a partir de un joven que obedeció a Dios incluso en lo que comía, y que era tan sincero que no se apropió crédito alguno para sí, donde no le pertenecía. Se comprometió en fidelidad, humildad, valor e integridad. Tuvo pocos sucesores en altos puestos.

(3) Sin duda, los psiquiatras contemporáneos especularían en cuanto a que el coloso del sueño de Nabucodonosor delata una profunda inseguridad personal. La ambición megalómana por gobernar el mundo puede sugerir dudas secretas en cuanto a si uno tiene los pies de barro. Cualquiera que sea su significado, Dios utiliza la visión para desvelar algo más profundo: el futuro de los imperios que estaban por llegar.

La mayoría de los liberales han argumentado que los cuatro metales —oro, plata, bronce y hierro— representan, respectivamente, a Babilonia, Media, Persia y Grecia. Tras la muerte de Alejando Magno, el imperio griego se desintegró en cuatro territorios que se peleaban entre sí, de ahí los pies de barro. Ciertamente, los últimos capítulos de esta profecía centran no poca atención sobre ese periodo y describen el amanecer del reino mesiánico que le sucedería. No obstante, esta opinión está vinculada a la teoría de que al menos los últimos capítulos de Daniel se escribieron de forma pseudónima en el siglo II a.C. La mayoría de los evangélicos encuentran pocas pruebas que apoyen esta postura. Además, señalan que nunca hubo realmente un imperio medopersa; el elemento medo no fue mucho más que un equipo de transición. Basándonos en esta opinión, los cuatro imperios son Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma, y, durante este último, el reino mesiánico propina el poderoso golpe que hace caer definitivamente al coloso. Esto parece ser lo que Jesús afirmó (Mateo 24:15).

(4) Esta visión nos recuerda que, en este mundo roto y ambiguo, el pueblo de Dios nutre una esperanza sobre lo que Dios hará al final. En el camino cristiano nada tiene sentido sin ella; pocas cosas en nuestra cultura poseen significado sin una visión compartida hacia la que dirigirse, una visión que trasciende la realización personal y el egocentrismo.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

Devocional: 1 Tesalonicenses 3

La intensidad de la relación entre Pablo y sus convertidos surge una y otra vez. Nunca vemos indicio alguno de que a Pablo le moviera un mero profesionalismo. Si bien, en ocasiones, está dispuesto a afirmarse en su autoridad apostólica, su postura hacia las iglesias que fundó nunca es una de superioridad distante. Cuando Pablo se vio imposibilitado de visitar a los creyentes tesalonicenses para saber cómo les iba—y en este caso estaba particularmente preocupado porque su ministerio en Tesalónica duró tan sólo un mes, así que estos creyentes no estaban tan cimentados como la mayoría de los convertidos—, decidió enviar a Timoteo para que este viera cómo estaban

(1 Tesalonicenses 3:1-2). Ahora que Timoteo ha regresado a Atenas, donde está Pablo, con sus maravillosas noticias sobre la fe y el amor de los tesalonicenses (3:6, dos elementos de la tríada paulina; ver meditación del 11 de octubre), y no digamos ya su lealtad a Pablo y al evangelio apostólico, el gozo de Pablo no tiene límites: “Por eso, hermanos, en medio de todas nuestras angustias y sufrimientos vosotros nos habéis dado ánimo por vuestra fe. ¡Ahora sí que vivimos al saber que estáis firmes en el Señor!” (3:7-8). Como si eso no fuera suficiente, Pablo exclama: “¿Cómo podemos agradecer lo suficiente a nuestro Dios por vosotros y por toda la alegría que nos habéis proporcionado delante de él?” (3:9).

Esto, a su vez, provoca que Pablo revele su forma de orar por los tesalonicenses.

(1) Pablo ora constantemente (dice que de noche y de día), “con gran insistencia” por poder, de alguna manera, regresar a Tesalónica y “suplir lo que le falta a su fe” (3:10-11). Esta iglesia joven no ha tenido mucha base. Pablo siente el enorme peso y la responsabilidad de suplirla, de explicarles todo el consejo de Dios, articular el evangelio de manera completa, enseñarles a estos hermanos cómo se organiza la Biblia y suministrarles una visión clara del objeto correcto de su fe para que su fe (subjetiva) esté bien fundamentada.

(2) Mientras tanto, pide que crezca y abunde el amor de los tesalonicenses unos por los otros (3:12). Pablo entiende que una comunidad cristiana que sabe amar bien no sólo va a reflejar el evangelio en su vida, sino que proveerá el marco que cultive la enseñanza bíblica. Una comunidad llena de riñas aleja a las personas. Más aún, en esta cultura muchas relaciones se formaban sobre la base de la obligación. Un “benefactor” suplía algo y el receptor le debía cierta deferencia o servicio. Por el contrario, Pablo quiere que los cristianos trasciendan esas limitaciones culturales y vivan de manera que todo creyente cumpla constantemente con la “obligación” de amar a los demás, sobrepasando con mucho la mera reciprocidad mezquina.

(3) Pablo ora para que Dios mismo fortalezca a los creyentes en Tesalónica para que estos puedan vivir preparados para el regreso de Jesús (3:13).

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

1 Reyes 20

Guerra contra Ben Adad

20 Entonces Ben Adad, rey de Aram, reunió todo su ejército, y tenía con él treinta y dos reyes con caballos y carros; y subió, sitió a Samaria y peleó contra ella. Envió mensajeros a la ciudad, a Acab, rey de Israel, diciéndole: «Así dice Ben Adad: “Tu plata y tu oro son míos; míos son también tus mujeres y tus hijos más hermosos”». El rey de Israel le respondió: «Sea conforme a tu palabra, oh rey, señor mío; tuyo soy yo y todo lo que tengo». Después volvieron los mensajeros y dijeron: «Así dice Ben Adad: “Por cierto que envié a decirte: ‘Me darás tu plata, tu oro, tus mujeres y tus hijos’. Pero mañana como a esta hora te enviaré mis siervos, y registrarán tu casa y las casas de tus siervos; y todo lo que sea agradable a tus ojos lo tomarán en su mano y se lo llevarán”».

El rey de Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo: «Miren cómo este solo busca hacer daño; pues él envió a pedirme mis mujeres, mis hijos, mi plata y mi oro, y no se los negué». Y todos los ancianos y todo el pueblo le dijeron: «No escuche ni consienta». Entonces él respondió a los mensajeros de Ben Adad: «Digan a mi señor el rey: “Haré todo lo que mandaste a tu siervo la primera vez, pero esto otro no lo puedo hacer”». Se fueron los mensajeros y le llevaron la respuesta. 10 Y Ben Adad envió a decirle: «Así me hagan los dioses y aun me añadan, si el polvo de Samaria bastará para llenar las manos de todo el pueblo que me sigue». 11 Respondió el rey de Israel: «Díganle: “No se jacte el que se pone las armas como el que se las quita”». 12 Cuando Ben Adad oyó esta palabra, estaba bebiendo con los reyes en las tiendas, y dijo a sus siervos: «Tomen posiciones». Y tomaron posiciones contra la ciudad.

13 Y un profeta se acercó a Acab, rey de Israel, y le dijo: «Así dice el SEÑOR: “¿Has visto toda esta gran multitud? Hoy la entregaré en tu mano, y sabrás que Yo soy el SEÑOR”». 14 Acab le preguntó: «¿Por medio de quién?». Y él dijo: «Así dice el SEÑOR: “Por medio de los jóvenes de los jefes de las provincias”». Entonces Acab dijo: «¿Quién comenzará la batalla?». Y él respondió: «Tú». 15 Entonces pasó revista a los jóvenes de los jefes de las provincias y eran 232; después de ellos, pasó revista a todo el pueblo, es decir, todos los israelitas, 7,000.

16 Salieron al mediodía, mientras Ben Adad estaba bebiendo hasta emborracharse en las tiendas junto con los treinta y dos reyes que lo ayudaban. 17 Los jóvenes de los jefes de las provincias salieron primero; y envió Ben Adad mensajeros que le avisaron, diciendo: «Han salido hombres de Samaria». 18 Entonces dijo: «Si en paz han salido, préndanlos vivos; o si en guerra han salido, préndanlos vivos». 19 Salieron, pues, aquellos de la ciudad, los jóvenes de los jefes de las provincias y el ejército que los seguía. 20 Y mató cada uno a su hombre; los arameos huyeron e Israel los persiguió, y Ben Adad, rey de Aram, escapó a caballo con algunos jinetes. 21 El rey de Israel salió y atacó los caballos y los carros, y derrotó a los arameos causándoles gran matanza.

22 Entonces el profeta se acercó al rey de Israel, y le dijo: «Vaya, fortalézcase, y entienda bien lo que tiene que hacer; porque a la vuelta del año el rey de Aram subirá contra usted». 23 Y los siervos del rey de Aram le dijeron: «Sus dioses son dioses de los montes, por eso fueron más fuertes que nosotros; mejor peleemos contra ellos en la llanura, pues ¿no seremos más fuertes que ellos? 24 Haga, pues, esto: quite a los reyes, cada uno de su puesto, y ponga capitanes en su lugar. 25 Aliste un ejército como el ejército que perdió, caballo por caballo y carro por carro. Entonces pelearemos contra ellos en la llanura, pues ¿no seremos más fuertes que ellos?». Él escuchó su consejo y lo hizo así.

26 A la vuelta del año, Ben Adad alistó a los arameos y subió a Afec para pelear contra Israel. 27 Y los israelitas fueron alistados y provistos de raciones, y salieron a su encuentro. Los israelitas acamparon delante de ellos como dos rebaños pequeños de cabras pero los arameos llenaban la tierra. 28 Entonces un hombre de Dios se acercó y habló al rey de Israel, y dijo: «Así dice el SEÑOR: “Porque los arameos han dicho: ‘El SEÑOR es un dios de los montes, pero no es un dios de los valles; por tanto, entregaré a toda esta gran multitud en tu mano, y sabrás que Yo soy el SEÑOR’”». 29 Acamparon unos frente a otros por siete días. Al séptimo día comenzó la batalla, y los israelitas mataron de los arameos a 100,000 hombres de a pie en un solo día. 30 Los demás huyeron a Afec, a la ciudad, y el muro cayó sobre los 27,000 hombres que quedaban. También Ben Adad huyó y se refugió en la ciudad en un aposento interior.

31 Y sus siervos le dijeron: «Hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes misericordiosos; le rogamos que nos deje poner cilicio en nuestros lomos y cuerdas sobre nuestras cabezas, y salgamos al rey de Israel; quizás él salve su vida». 32 Se ciñeron cilicio en sus lomos, pusieron cuerdas sobre sus cabezas y vinieron al rey de Israel, y dijeron: «Su siervo Ben Adad dice: “Te ruego que me perdones la vida”». Y él dijo: «¿Vive todavía? Es mi hermano». 33 Y los hombres tomaron esto como señal, y tomando de él la palabra prestamente dijeron: «Tu hermano Ben Adad vive». Y él dijo: «Vayan y tráiganlo». Entonces Ben Adad salió a él, y él le hizo subir en el carro. 34 Ben Adad le dijo al rey: «Devolveré las ciudades que mi padre tomó de tu padre, y te harás calles en Damasco, como mi padre hizo en Samaria. “Y yo”, dijo Acab, con este pacto te dejaré ir». Hizo, pues, pacto con él y lo dejó ir.

35 Y cierto hombre de los hijos de los profetas dijo a otro por palabra del SEÑOR: «Te ruego que me hieras». Pero el hombre se negó a herirlo. 36 Entonces le dijo: «Porque no has atendido a la voz del SEÑOR, tan pronto como te apartes de mí, un león te matará». Y tan pronto se apartó de él, un león lo encontró y lo mató. 37 Entonces halló a otro hombre y le dijo: «Te ruego que me hieras». Y el hombre le dio un golpe, hiriéndolo. 38 Y el profeta se fue y esperó al rey en el camino; se había disfrazado con una venda sobre los ojos. 39 Cuando el rey pasaba, clamó al rey y dijo: «Su siervo fue al centro de la batalla; y allí, un hombre se apartó de las filas y me trajo a uno, y me dijo: “Guarda a este hombre; si por alguna razón llega a faltar, entonces tu vida responderá por su vida o pagarás 34 kilos de plata”. 40 Mientras su siervo estaba ocupado aquí y allá, él desapareció». Y el rey de Israel le dijo: «Así será tu sentencia; tú mismo lo has decidido». 41 Entonces él se apresuró a quitarse la venda de los ojos, y el rey de Israel lo reconoció como uno de los profetas. 42 Y él le dijo: «Así dice el SEÑOR: “Porque has dejado salir de tu mano al hombre a quien Yo había destinado a la destrucción, tu vida responderá por su vida y tu pueblo por su pueblo”». 43 El rey de Israel se fue a su casa disgustado y molesto, y entró en Samaria.


Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

1 Tesalonicenses 3

Interés de Pablo por sus hijos en la fe

3 Por lo cual, no pudiendo soportarlo más, pensamos que era mejor quedarnos solos en Atenas. Enviamos a Timoteo, nuestro hermano y colaborador de Dios en el evangelio de Cristo, para fortalecerlos y alentarlos respecto a la fe de ustedes; a fin de que nadie se inquiete por causa de estas aflicciones, porque ustedes mismos saben que para esto hemos sido destinados.

Porque en verdad, cuando estábamos con ustedes les predecíamos que íbamos a sufrir aflicción, y así ha acontecido, como saben. Por eso también yo, cuando ya no pude soportar más, envié a Timoteo para informarme de su fe, por temor a que el tentador los hubiera tentado y que nuestro trabajo hubiera sido en vano. Pero ahora Timoteo ha regresado de ustedes a nosotros, y nos ha traído buenas noticias de su fe y amor y de que siempre tienen buen recuerdo de nosotros, anhelando vernos, como también nosotros a ustedes.

Por eso, hermanos, en toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados respecto a ustedes por medio de su fe. Porque ahora sí que vivimos, si ustedes están firmes en el Señor. Pues ¿qué acción de gracias podemos dar a Dios por ustedes, por todo el gozo con que nos regocijamos delante de nuestro Dios a causa de ustedes, 10 según oramos intensamente de noche y de día que podamos ver el rostro de ustedes y que completemos lo que falta a su fe?

Exhortación a la santidad

11 Ahora, pues, que el mismo Dios y Padre nuestro, y Jesús nuestro Señor, dirijan nuestro camino a ustedes. 12 Que el Señor los haga crecer y abundar en amor unos para con otros, y para con todos, como también nosotros lo hacemos para con ustedes; 13 a fin de que Él afirme sus corazones irreprensibles en santidad delante de nuestro Dios y Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos Sus santos.

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Daniel 2

El sueño del rey

2 En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, este tuvo sueños, y se turbó su espíritu y no podía dormir. Entonces el rey mandó llamar a los magos, encantadores, hechiceros y caldeos, para que le explicaran al rey sus sueños. Vinieron, pues, y se presentaron ante el rey. Y el rey les dijo: «He tenido un sueño, y mi espíritu se ha turbado por el deseo de entender el sueño».

Entonces los caldeos hablaron al rey en arameo: «¡Oh rey, viva para siempre! Cuente el sueño a sus siervos, y nosotros le declararemos la interpretación». El rey respondió a los caldeos: «Mis órdenes son firmes: si no me dan a conocer el sueño y su interpretación, serán descuartizados y sus casas serán reducidas a escombros. Pero si me declaran el sueño y su interpretación, recibirán de mí regalos, recompensas y grandes honores. Por tanto, declárenme el sueño y su interpretación».

Respondieron ellos por segunda vez: «Refiera el rey su sueño a sus siervos, y declararemos la interpretación». Respondió el rey: «Ciertamente sé que quieren ganar tiempo, porque ven que mis órdenes son firmes. Si no me declaran el sueño, hay una sola sentencia para ustedes. Porque se han concertado para hablar delante de mí palabras falsas y perversas hasta que cambie la situación. Por tanto, díganme el sueño para que yo sepa que me pueden dar su interpretación».

10 Los caldeos respondieron al rey: «No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto al rey, puesto que ningún gran rey o gobernante jamás ha pedido cosa semejante a ningún mago, encantador o caldeo. 11 Lo que el rey demanda es difícil y no hay nadie que lo pueda declarar al rey sino los dioses cuya morada no está entre los hombres».

12 A causa de esto el rey se indignó y se enfureció en gran manera y dio la orden de que mataran a todos los sabios de Babilonia. 13 Y se publicó el decreto de que mataran a todos los sabios. Buscaron también a Daniel y a sus amigos para matarlos.

14 Entonces Daniel habló con discreción y sensatez a Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia. 15 Y preguntó a Arioc, capitán del rey: «¿Por qué es tan riguroso el decreto del rey?». Y Arioc informó a Daniel sobre el asunto. 16 Así que Daniel fue a pedirle al rey que le diera tiempo para declarar la interpretación al rey.

17 Entonces Daniel fue a su casa e informó el asunto a sus amigos Ananías, Misael y Azarías, 18 para que pidieran misericordia del Dios del cielo acerca de este misterio, a fin de que no perecieran Daniel y sus amigos con el resto de los sabios de Babilonia.

19 Entonces el misterio fue revelado a Daniel en una visión de noche. Daniel entonces bendijo al Dios del cielo, 20 y dijo:

«Sea el nombre de Dios bendito por los siglos de los siglos, Porque la sabiduría y el poder son de Él. 21 Él es quien cambia los tiempos y las edades; Quita reyes y pone reyes. Da sabiduría a los sabios, Y conocimiento a los entendidos. 22 Él es quien revela lo profundo y lo escondido. Conoce lo que está en tinieblas, Y la luz mora con Él. 23 A ti, Dios de mis padres, yo doy gracias y alabo, Porque me has dado sabiduría y poder, Y ahora me has revelado lo que te habíamos pedido, Pues nos has dado a conocer el asunto del rey».

24 Después fue Daniel adonde estaba Arioc, a quien el rey había designado para dar muerte a los sabios de Babilonia. Fue y le habló así: «No des muerte a los sabios de Babilonia. Llévame ante el rey, y declararé al rey la interpretación».

25 Entonces Arioc se apresuró a llevar a Daniel ante el rey, y le dijo así: «He hallado a un hombre entre los deportados de Judá que dará a conocer al rey la interpretación». 26 El rey le preguntó a Daniel, a quien llamaban Beltsasar: «¿Eres tú capaz de darme a conocer el sueño que he visto y su interpretación?».

27 Daniel respondió ante el rey, y dijo: «En cuanto al misterio que el rey quiere saber, no hay sabios, encantadores, magos ni adivinos que puedan declararlo al rey. 28 Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y Él ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los días. Su sueño y las visiones que usted ha tenido en su cama eran estos: 29 A usted, oh rey, en su cama le surgieron pensamientos sobre lo que habrá de suceder en el futuro, y el que revela los misterios le ha dado a conocer lo que sucederá. 30 En cuanto a mí, me ha sido revelado este misterio, no porque yo tenga más sabiduría que cualquier otro viviente, sino con el fin de dar a conocer al rey la interpretación, y para que usted entienda los pensamientos de su corazón.

31 »Usted, oh rey, tuvo una visión en la que había una gran estatua. Esa estatua era enorme y su brillo extraordinario; estaba en pie delante de usted y su aspecto era terrible. 32 La cabeza de esta estatua era de oro puro, su pecho y sus brazos de plata, y su vientre y sus muslos de bronce, 33 sus piernas de hierro, sus pies en parte de hierro y en parte de barro. 34 La estuvo mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos, y golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro, y los desmenuzó. 35 Entonces fueron desmenuzados, todos a la vez, el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro. Quedaron como el tamo de las eras en verano, y el viento se los llevó sin que quedara rastro alguno de ellos. Y la piedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra.

36 »Este es el sueño. Ahora diremos ante el rey su interpretación. 37 Usted, oh rey, es rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha dado el reino, el poder, la fuerza y la gloria. 38 Y dondequiera que habiten los hijos de los hombres, las bestias del campo o las aves del cielo, Él los ha entregado en su mano y lo ha hecho soberano de todos ellos; usted es la cabeza de oro.

39 »Después de usted se levantará otro reino, inferior a usted, y luego un tercer reino, de bronce, que gobernará sobre toda la tierra. 40 Y habrá un cuarto reino, tan fuerte como el hierro. Y así como el hierro desmenuza y destroza todas las cosas, como el hierro que tritura, así él desmenuzará y triturará a todos estos.

41 »Lo que usted vio, los pies y los dedos, parte de barro de alfarero y parte de hierro, será un reino dividido. Pero tendrá la solidez del hierro, ya que vio el hierro mezclado con barro corriente. 42 así como los dedos de los pies eran parte de hierro y parte de barro cocido, también parte del reino será fuerte y parte será frágil. 43 En cuanto al hierro mezclado con barro corriente que ha visto, se mezclarán mediante simiente humana. Pero no se unirán el uno con el otro, como no se mezcla el hierro con el barro.

44 »En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, y este reino no será entregado a otro pueblo. Desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre, 45 tal como usted vio que una piedra fue cortada del monte sin ayuda de manos y que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha hecho saber al rey lo que sucederá en el futuro. Así, pues, el sueño es verdadero y la interpretación fiel».

46 Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro, se postró ante Daniel, y ordenó que le ofrecieran presentes e incienso. 47 El rey habló a Daniel, y le dijo: «En verdad que su Dios es Dios de dioses, Señor de reyes y revelador de misterios, ya que tú has podido revelar este misterio».

48 Entonces el rey engrandeció a Daniel y le dio muchos regalos espléndidos, y le hizo gobernador sobre toda la provincia de Babilonia y jefe supremo sobre todos los sabios de Babilonia. 49 Por solicitud de Daniel, el rey puso sobre la administración de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y a Abed Nego, mientras que Daniel quedó en la corte del rey.

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Salmos 106

La rebeldía de Israel y la liberación del SEÑOR

106 ¡Aleluya! Den gracias al SEÑOR, porque es bueno; Porque para siempre es Su misericordia. ¿Quién puede relatar los poderosos hechos del SEÑOR, O expresar toda Su alabanza? Bienaventurados los que guardan el juicio, Los que practican la justicia en todo tiempo.

Acuérdate de mí, oh SEÑOR, en Tu bondad hacia Tu pueblo; Visítame con Tu salvación, Para que yo vea la prosperidad de Tus escogidos, Para que me regocije en la alegría de Tu nación, Para que me gloríe con Tu heredad.

Nosotros hemos pecado como nuestros padres, Hemos hecho iniquidad, nos hemos conducido impíamente. Nuestros padres en Egipto no entendieron Tus maravillas; No se acordaron de Tu infinito amor, Sino que se rebelaron junto al mar, en el Mar Rojo. No obstante, los salvó por amor de Su nombre, Para manifestar Su poder. Reprendió al Mar Rojo, y se secó; Y los condujo por las profundidades, como por un desierto. 10 Los salvó de mano del que los odiaba, Y los redimió de mano del enemigo. 11 Las aguas cubrieron a sus adversarios, Ni uno de ellos escapó. 12 Entonces ellos creyeron en Sus palabras, Y cantaron Su alabanza.

13 Pero pronto se olvidaron de Sus obras; No esperaron Su consejo. 14 Tuvieron apetitos desenfrenados en el desierto, Y tentaron a Dios en las soledades. 15 Él les concedió lo que pedían, Pero envió una plaga mortal sobre ellos.

16 Cuando en el campamento tuvieron envidia de Moisés, Y de Aarón, el santo del SEÑOR, 17 La tierra se abrió y tragó a Datán, Y se cerró sobre el grupo de Abiram. 18 Un fuego ardió contra su grupo, La llama consumió a los impíos.

19 Hicieron un becerro en Horeb, Y adoraron una imagen de fundición; 20 Cambiaron su gloria Por la imagen de un buey que come hierba. 21 Se olvidaron de Dios su Salvador, Que había hecho grandes cosas en Egipto, 22 Maravillas en la tierra de Cam, Y cosas asombrosas en el Mar Rojo. 23 Él dijo que los hubiera destruido, De no haberse puesto Moisés, Su escogido, en la brecha delante de Él, A fin de apartar Su furor para que no los destruyera. 24 Aborrecieron la tierra deseable, No creyeron en Su palabra, 25 Sino que murmuraron en sus tiendas, Y no escucharon la voz del SEÑOR. 26 Por tanto, les juró Abatirlos en el desierto, 27 Y esparcir su simiente entre las naciones, Y dispersarlos por las tierras.

28 Se unieron también a Baal Peor, Y comieron sacrificios ofrecidos a los muertos. 29 Lo provocaron a ira con sus actos, Y la plaga se desató entre ellos. 30 Entonces Finees se levantó e intervino, Y cesó la plaga. 31 Y le fue contado por justicia Por todas las generaciones para siempre.

32 También hicieron que Él se enojara en las aguas de Meriba, Y le fue mal a Moisés por culpa de ellos, 33 Puesto que fueron rebeldes contra Su Espíritu, Y él habló precipitadamente con sus labios.

34 No destruyeron a los pueblos, Como el SEÑOR les había mandado, 35 Sino que se mezclaron con las naciones, Aprendieron sus costumbres, 36 Y sirvieron a sus ídolos Que se convirtieron en lazo para ellos. 37 Sacrificaron a sus hijos y a sus hijas a los demonios, 38 Y derramaron sangre inocente, La sangre de sus hijos y de sus hijas, A quienes sacrificaron a los ídolos de Canaán, Y la tierra fue contaminada con sangre. 39 Así se contaminaron en sus costumbres, Y fueron infieles en sus hechos.

40 Entonces se encendió la ira del SEÑOR contra Su pueblo, Y Él aborreció Su heredad. 41 Los entregó en mano de las naciones, Y los que los aborrecían se enseñorearon sobre ellos. 42 Sus enemigos también los oprimieron, Y fueron subyugados bajo su poder. 43 Muchas veces los libró; Pero ellos fueron rebeldes en sus propósitos, Y se hundieron en su iniquidad.

44 Sin embargo, Él vio su angustia Al escuchar su clamor, 45 Y se acordó de Su pacto por amor a ellos, Y se arrepintió conforme a la grandeza de Su misericordia. 46 Los hizo también objeto de compasión En presencia de todos los que los tenían cautivos.

47 Sálvanos, oh SEÑOR, Dios nuestro, Y reúnenos de entre las naciones, Para dar gracias a Tu santo nombre, Y para gloriarnos en Tu alabanza. 48 Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, Desde la eternidad y hasta la eternidad. Y todo el pueblo diga: «Amén». ¡Aleluya!

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